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EL BLOG DE LA CLÍNICA

La nueva e importante función de las muelas del juicio

  • Foto del escritor: Doctora Rodríguez Muñoz
    Doctora Rodríguez Muñoz
  • 30 jul
  • 2 Min. de lectura

muelas del juicio

Los terceros molares, conocidos popularmente como muelas del juicio, en la actualidad son los últimos dientes en aparecer en la parte más profunda de la boca y, en algunos casos, pueden producir dolor, infección, caries o enfermedad de las encías e incluso daño a los dientes adyacentes, motivo por el que los odontólogos, si es aconsejable, deciden extraerlas.


Estas muelas surgieron porque los hombres primitivos contaban con una mandíbula muy desarrollada y un gran espacio dentro de las arcadas dentales y les eran útiles para el triturado de los alimentos más duros que consumían. El cambio en nuestra dieta, sumado a la disminución en el tamaño de la mandíbula, ha provocado que estas muelas no siempre aparezcan o lo hagan en una posición no siempre favorable, por lo que hoy se consideran un vestigio evolutivo innecesario.


Sin embargo, diferentes investigaciones han mostrado que su tejido pulpar contiene células madre con capacidad de convertirse en distintos tipos de tejido humano, incluidas neuronas, cartílago o hueso. Gracias a la facilidad para su extracción a edades tempranas —lo que garantiza la viabilidad de las células y un menor deterioro del tejido— podrán ser utilizadas como fuente de material biológico para el tratamiento de enfermedades como el párkinson, el alzhéimer o la insuficiencia cardíaca crónica.


Esta extracción de células madre ya se ha estudiado en los dientes de leche por tratarse de un procedimiento de obtención natural y no invasivo —a diferencia de otras fuentes como la médula ósea o el tejido subcutáneo— y por la facilidad para su manipulación en busca de tratamientos para enfermedades como el autismo, las leucodistrofias y el síndrome de Rett. El diente de leche es un modelo celular ideal que permite conocer mejor los mecanismos de estas enfermedades en un modelo humano. Los científicos pueden generar neuronas humanas con la enfermedad para analizarlas en placas de cultivo y avanzar en el desarrollo de terapias personalizadas de manera más accesible y económica.


La combinación de estas células madre con otras tecnologías emergentes, como la terapia génica y la medicina regenerativa, no solo abre puertas en la lucha contra enfermedades neurodegenerativas y genéticas sino que está demostrando que en el futuro la pérdida de los dientes no tiene por qué ser definitiva. Algunas técnicas innovadoras en desarrollo podrían regenerar dientes perdidos sin tener que recurrir a materiales artificiales como implantes, empastes o prótesis dentales.

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